Fuente Santa: las aguas milagrosas que se esconden en las lavas de un volcán de La Palma
Durante muchos años Fuente Santa fue prácticamente una leyenda. Se decía que en Fuencaliente, La Palma, existían unas aguas sanadoras. Unas aguas capaces de curar cualquier tipo de enfermedad. Una especie de balneario disfrutado por los vecinos del lugar y los colonos españoles hasta el siglo XVII, cuando desapareció por culpa de un volcán. No fue hasta principios de los 2000 cuando lo volvieron a encontrar.
En este artículo descubrirás la historia de la Fuente Santa, su importancia para los vecinos del lugar, así como el potencial sanador de sus aguas. De hecho, ¿sabías que existen planes para construir ahí un balneario?
Historia de la Fuente Santa
Fuencaliente debe su nombre a la Fuente Santa. Concretamente, este proviene de la castellanización de Tagragito, palabra que empleaban los aborígenes de la Isla, los benahoaritas, en referencia al agua caliente del manantial.
Este consiste en dos piscinas termales que se encontraban bajo el mar, a los pies de un escarpado acantilado. Ambas charcas de la llamada Fuente Caliente sólo eran utilizables cuando la marea estaba baja y por ello, los españoles, consideraban esta formación natural un puente entre dos mundos.
Con el tiempo, los castellanos bautizan a las aguas como Fuente Santa y las charcas reciben el nombre de San Lorenzo y de San Blas. Así es como “Fuente Caliente” se convierte en el topónimo para hacer referencia a toda la punta sur de La Palma.
El balneario fue visitado por enfermos, conquistadores, celebridades de la época y curiosos entre los siglos XVI y XVII. Es en este último periodo cuando vive su mayor auge.
Las capacidades curativas de la fuente se hicieron famosas y a la isla de La Palma llegaban numerosos pacientes desde Europa y América con reumatismo, artritis y afecciones de la piel. Los buenos resultados hicieron que el puerto de Santa Cruz de La Palma fuera el más visitado y reconocido del Archipiélago.
Tal era su fama que se empezó a exportar el agua. Se transportaba en barriles hacia Cuba y Amberes donde se vendía en pequeños recipientes. La riqueza generada por el comercio logró posicionar a la isla al frente de la renta per cápita canaria e hizo que se fundara el pequeño barrio de Las Indias para acoger a los enfermos.
Desaparición y búsqueda del balneario
El 13 de noviembre de 1677 ocurre algo inesperado: el Volcán de San Antonio entra en erupción. Las coladas corrieron por la meseta de la Cuesta de Cansado hasta alcanzar el acantilado, a cuyo pie estaba la Fuente Santa. Desapareció.
La erupción duró 66 días, arrasando y sepultando por completo lo que encontró a su paso, incluida la Fuente Santa. Esta se encontraba ahora bajo 70 metros de coladas, cerca de lo que hoy conocemos como la playa de Echentive.
Su desaparición suponía la pérdida de la mayor fuente de ingresos que tenía La Palma. Un drama que generó malestar y desolación, y que además dio paso a una revolución entre quienes querían desenterrar el manantial y quienes consideraban que aquel desastre era obra de Dios.
La búsqueda dura más de tres siglos con numerosos intentos fallidos por la falta de tecnología y las propias condiciones del terreno.
Finalmente, en 1995, el alcalde de Fuencaliente en ese momento, Pedro Nolasco, decide encargar su recuperación una vez más. El proyecto, encargado a la Consejería insular de Obras Públicas, consistió en la perforación de una galería que alcanzaría los 200 metros de largo y en diversos trabajos e investigaciones técnicas. Finalmente, cinco años después, en 2005 pudieron hacer pública que la pesquisa había tenido éxito.
Las propiedades mineromedicinales de la Fuente Santa
Una vez descubierta la Fuente Santa, una duda asaltaba a los vecinos. ¿Sus aguas seguían teniendo propiedades curativas? Por suerte para ellos, la respuesta fue sí.
El conocer las propiedades de las aguas fue una tarea encargada al Laboratorio Oliver Rodés de Barcelona. Tras minuciosos estudios, sus técnicos ratificaron las propiedades mineromedicinales de la Fuente Santa. Concluyeron que la verdadera razón de su poder curativo consistía en que el agua era clorurada sódica carbogaseosa, cuya composición coincide con otras aguas en Europa valoradas internacionalmente como las de Vichy, en Francia, y Royat, en Alemania.
Con el objetivo de aprovechar este recurso, desde el Cabildo de La Palma se busca la manera de convertir este espacio en un balneario. De hecho, ya hay un proyecto sobre la mesa que está a punto de comenzar a ejecutarse. Lo lidera el arquitecto Federico Soriano, quien pretende utilizar las terrazas naturales del terreno para desarrollar rutas termales.
La idea de Soriano es que haya pozas y grutas que evoquen al balneario original y se genere un impacto mínimo en el entorno volcánico de la zona. El proyecto también plantea una serie de cámaras interiores iluminadas por luz natural, y rincones que evoquen y honren la lucha del pueblo de Fuencaliente por encontrar de nuevo la Fuente Santa.
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